No es ninguna novedad que la milenaria
tradición china y el comunismo no se llevaban bien. Durante el período
que duró la Revolución Cultural, el Confucianismo era como “el diablo
que metió la cola”, haciendo que las contradicciones se acentuaran para
nunca más volver atrás. Quizá sea esa la razón por la cual ninguna de
las premisas del filósofo chino se cumplen -a pesar de los muchos
intentos- en las memorias familiares relatadas en El pequeño guardia rojo, la
ópera prima de Wenguang Huang (Xi’an, China, 1965).
La Revolución
Cultural Proletaria tuvo lugar en China entre 1966 y 1976 (en su versión
extendida). Se trató de una campaña a través de la
cual el presidente del Partido Comunista, Mao Zedong, hizo que se
movilizaran los guardias rojos, miles de estudiantes que diseminarían el
ímpetu revolucionario por todo el país. Las contradicciones surgidas en
ese período hicieron del choque ideológico una constante que duraría
hasta la juventud del autor. Seguir leyendo >
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